Desde junio de este año, Puyo lleva cortes de agua de hasta 12 horas diarias. El Plan Maestro de Alcantarillado está paralizado desde el 2019 y el alcalde del cantón Pastaza, Germán Flores, quiere construir un Cristo Redentor que cuesta 5 millones de dólares. El plan de saneamiento y el sistema de agua potable no existen en la ciudad. Puyo es la cabecera cantonal de Pastaza. En la ciudad llueve casi todos los días, hay ríos, cascadas en abundancia. Cuando llueve demasiado se va el agua, cuando hay días de verano, también. La política de gestión integral del agua es deficiente. Este panorama ya es costumbre para los habitantes de Puyo, una ciudad donde el clima no tiene predicción. La consecuencia: la falta de alcantarillado y las malas decisiones entorno al abastecimiento de agua potable. Esta es la situación:
Fuertes lluvias destruyen la planta de tratamiento Río Blanco. Foto: Radio Nina
En la ciudad de Puyo, en la provincia de Pastaza, viven unos habitantes no tan naturales: los tanques reservorios. Tienen su propio espacio, una infraestructura de cemento con un sistema de tuberías improvisado, casi todos azules, algunos de 600, otros de mil y hasta dos mil litros, depende del tamaño de la casa. Cuando caminas por los barrios alejados al centro, en una cuadra, tres de cada cinco hogares recolectan agua lluvia. Los tanques sirven para abastecer sus cocinas, baños, lavanderías y para preparar alimentos.
Es rarísimo que en un lugar rodeado de ríos, cascadas y lluvias abundantes, el agua falte, a veces hasta por 12 horas diarias. Pero es más raro, incluso incomprensible, que con estas necesidades básicas, el alcalde quiera construir un Cristo Redentor de 46 metros de alto y que costará aproximadamente 5 millones de dólares. Además, el proyecto del alcantarillado está paralizado desde el 2019. Con esta, son tres las administraciones que no resuelven el problema.
Es muy común leer en Facebook anuncios de la Empresa de Agua Potable del Municipio de Pastaza (EMAPAST) que dicen que las plantas de agua están colapsadas, o están secas o se rompieron las tuberías. “Pedimos disculpas a la ciudadanía por las molestias”, se lee en las redes sociales oficiales. Según el gerente de EMAPAST, Edgardo Mena, este problema se debe a que las tuberías ya cumplieron su vida útil y las soluciones que han dado son temporales. “Este sistema está tan deteriorado que cualquier movimiento del terreno afecta el flujo del agua”, explicó. “Para solucionarlo necesitaríamos al menos 200 millones de dólares y al menos cuatro años para resolverlo”.
Una muestra de los daños frecuentes en lo que va del 2024.
Lorenzo Pilco, vive hace más de veinte años en la Avenida Eloy Alfaro o Paso Lateral. Sobre esta vía está ubicada la Planta de Agua La Palestina, sin embargo, su flujo no llega a estos sectores. Lorenzo, dice que nunca hay agua. “Ya me acostumbré, como aquí llueve bastante recogemos en tanques y usamos con baldes para bañarnos o lavar los platos”. Lorenzo y muchos vecinos del barrio siguen pagando sus planillas que van entre $5 y $20 mensuales. Cuando llueve demasiado, el sistema colapsa y cuando hay sequía, el agua es escasa. De esto dependen los cortes, siempre inciertos.
Las casas y edificios de Pastaza recolectan agua de lluvia en tanques, la instalación alvanza los USD 400 dólares según la capacidad del tanque. Foto: Emilia Trujillo
Hay días en los que las cosas se ponen peor. La Planta de Tratamiento Río Blanco, que abastece a 30 mil de 80 mil habitantes de Puyo, fue destruida por las fuertes lluvias de mayo del 2024, dejando sin agua por casi cinco días, a varios barrios de la ciudad. Esta planta fue construida en la administración de Roberto de la Torre, 2016 y 2019. En la administración de Oswaldo Zúñiga, entre el 2019 y 2023 los técnicos de EMAPAST, informaron en redes sociales del Municipio, que la planta no cumplía con los requerimientos para su adecuado funcionamiento y que los estudios fueron improvisados: las tuberías no tienen las dimensiones correctas, la ubicación de la planta evita que la presión de agua sea buena y la turbiedad del agua es incontrolable.
Los daños provocados en mayo incluyen la destrucción de accesos viales, daño de alrededor de 820 metros de la calle que va hacia la planta, destrucción del tendido eléctrico, presencia de escombros y sedimentos en la planta de captación, colapso de tuberías de la línea de conducción desde la captación hasta la planta y desde la planta hasta los tanques de reserva.
Funcionarios de EMAPAST reparando las tuberías dañadas por las lluvias. Fuente: Municipio de Pastaza
El agua tampoco llega a la Comandancia de Policía, ubicada en la vía Macas. Allí, al menos 200 personas, entre funcionarios y fuerza pública, trabajan allí. “No tenemos agua potable, diariamente un tanquero de la institución nos abastece del líquido vital. El conductor traslada el agua y llena los tanques (…) hace días atrás se dañó el tanquero, nos quedamos sin agua y debimos acudir a los bomberos”, Edgar Maroto, Comandante de la Policía. El agua de los tanqueros es almacenada en cisternas.
Uno de los principales inconvenientes es que EMAPAST ha rebasado los límites de su competencia al dotar de agua potable a sectores urbanos de Puyo, que no pertenecen al área ocasionando la baja de presión y volviendo insostenible el sistema, según declaraciones en medios, del ex gerente, Luis Daquilema. Además, una de las plantas que abastece a la ciudad ya ha cumplido su vida útil y requiere una repotenciación.
En Puyo esto es cotidiano. La falta de saneamiento pluvial y sanitario provoca además que los ríos y esteros estén contaminados, pero es allí donde muchas familias recogen agua para su consumo, donde los niños se bañan. La falta de atención a los servicios públicos son un problema que sigue sin resolverse y no tiene respuestas por las autoridades que elegimos luego de creer sus promesas de campaña.
Planta de Tratamiento La Palestina. Fuente: Ecoamazónico
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