Turismo informal alcanza a la Fundación Charles Darwin? El caso del retiro de yoga sin permisos
- Franklin Vega
- 4 oct
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Actualizado: 4 oct
La esposa del director de la Fundación Charles Darwin realiza actividades de turismo informal. El flamante viceministerio de turismo no puede controlar.
La semana pasada el New York Times publicó un reportaje que daba cuenta del impacto del turismo desordenado, de las plataformas de turismo no reguladas, como Airbnb, en el Archipiélago; y, de visitantes que se comportaban como en una piscina de un pueblo.
Sin embargo, la informalidad no se limita solo a los alquileres de departamentos (que se construyen por decenas en Santa Cruz para Airbnb) o los choferes de camionetas que hacen de guías, venden tours y hasta alquilan dormitorios en sus casas. La informalidad está a una búsqueda en internet.
Un caso cobra relevancia en las islas al ser una residente temporal quien ofrece un retiro de yoga en uno de los hoteles de las islas. Vende en su propia plataforma los paquetes con alojamiento incluido. Hasta allí puede pasar como uno de los cientos de casos que se detectan cada semana en las islas y que pasan desapercibidos para el control de la autoridad responsable: el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos el CGREG (a la cual consultamos tres veces, sin obtener respuesta).
Este ejemplo de turismo informal lo protagoniza Tamara Cole, esposa del director de la Fundación Charles Darwin: Rakan Zahawi quien realiza actividades de una agencia de turismo y vende alojamiento. Además, imparte clases de yoga en un hotel de Santa Cruz; actividades para las cuales no tiene permiso.
Al requerir la versión de Zahawi, su respuesta fue: “Mi esposa Tamara cuenta actualmente con una residencia temporal a través de mí. El retiro en cuestión está previsto para enero de 2026 y todavía no está confirmado. Ella realizará los trámites para obtener los permisos necesarios para llevar a cabo este retiro, en caso de que este se confirme”.
Es decir, el Director de la Fundación Charles Darwin confirma que no tiene los permisos para esas actividades y afirma que solo promociona una idea… Por menos, el CGREG ha realizado controles migratorios.
El tema del trabajo en Galápagos es un tema sensible y complejo. Existe una regulación estricta que limita a todos quienes llegan a las islas y quieren trabajar. El control y la tramitología se observa en las redes, allí circulan testimonios sobre los problemas que enfrentan los trabajadores en Galápagos, en especial los no residentes como David Guerra, quien no pudo renovar su permiso de trabajo en un restaurante por algún inconveniente en el CGREG.
¿Qué se requiere para trabajar en Galápagos? Lo primero es tener el Estatus Migratorio con derecho a laborar. Es necesario contar con un permiso de trabajo para la provincia de Galápagos y eso solo se consigue con una residencia (temporal o permanente) que esté vigente y tenga el propósito del trabajo y haber demostrado que no hay ningún isleño que pueda hacer ese trabajo.
“Si su residencia temporal no es asociada a ese servicio, está cometiendo una infracción legal que habilita la cancelación de su condición como residente temporal. Si adicionalmente está vendiendo hospedaje, sin autorización, también es ilegal”, explica un funcionario del Consejo de Gobierno de Galápagos (CGREG) bajo reserva de su nombre para evitar las represalias.
Es tal la demanda y el afán de lucrar que cualquiera que llegue a las islas (nacionales como los choferes de Ambato o extranjeros) buscan una forma de sacar provecho. “Las Galápagos se venden solas”, es una frase que repiten los operadores de turismo cuando evalúan sus visitas a ferias internacionales…
En las islas el 80% de la población vive del turismo formal (ese que paga impuestos y cumple regulaciones) y del informal que encuentra formas de sacar provecho, bajar costos y competir de forma desleal con los formales. Ya saldrán los "bochincheros" a decir que el turismo formal solo beneficia a las grandes empresas; pero ese no es el punto, en varios reportajes hemos demostrado en Bitácora Ambiental cómo el turismo en Galápagos se masifica, baja la calidad y se promociona como de sol y playa. Una muestra: hasta las islas llegaron 280.000 turistas el año pasado, con un incremento constante y dejando cada vez menos recursos en las islas.
El control del viceministerio de turismo no se reanuda. Con la fusión del Ministerio de Turismo al de Producción se puso en pausa en las islas los controles que el entonces Ministerio de Turismo realizó en mayo. En ese mes envió comunicaciones no oficiales, correos electrónicos y oficios formales a las plataformas como Airbnb a las cuales llaman “Online Travel Agency (OTA)”. En estas comunicaciones les recordó que en Galápagos solo se pueden contratar servicios de hospedaje autorizados por el Mintur, ahora Viceministerio de Turismo.
Luego de las cartas, el personal del viceministerio de turismo entregó 110 notificaciones a propietarios de alojamientos informales en las tres islas: Santa Cruz, San Cristóbal e Isabela. Esa vez contaron con el apoyo del CGREG, pero ahora los representantes del presidente Daniel Noboa, miran para otro lado y existe un agravante la fusión entre el Ministerio de Producción y el de Turismo aún no se concreta; esperamos que pronto lo logren.
El otro freno al control y ventas que se realizan mediante las Online Travel Agency (OTA), es una acción de protección que se presentó y que aún no tiene una definición y cuya audiencia se ha diferido.
Los otros actores involucrados son los municipios, quienes tienen a cargo ejecutar el Plan de Regulación Hotelera, pero guardan silencio absoluto, como cuando se pregunta por los responsables de construir tres molinos de viento (aerogeneradores) junto al Aeropuerto de Baltra que no sirven para generar electricidad, pero sí para proyectar una falsa imagen de energía verde en las islas.
Para los avispados las islas son una tierra de oportunidades que además de ser la “cuna de la teoría de la selección natural de Charles Darwin” es la meca de las políticas de los hechos consumados.
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