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Foto del escritorFranklin Vega

Los cangrejeros de Puerto Arturo abandonan su manglar por la violencia de los GDO


A 50 km de Guayaquil en el estuario del río Guayas, en la isla Escalante la comunidad, que es parte de un Acuerdo de Uso Sustentable y Custodia del Ecosistema Manglar, evacuó el centro poblado por las amenazas de la delincuencia. Armada del Ecuador realiza patrullajes permanentes, pero los delitos siguen en el Golfo de Guayaquil.


El domingo 31 de marzo, las 20 familias de Puerto Arturo, una comunidad ancestral de cangrejeros del Golfo de Guayaquil, empacaron las pertenencias que pudieron y dejaron su comunidad. En lanchas se llevaron colchones, cocinas, ropa, utensilios de cocina… Todo lo que alcazaba en las lanchas o fibras de sus parientes.

 

La huida precipitada obedeció a una serie de amenazas recibidas en los teléfonos de los comuneros, pero que ninguno logra determinar su origen. Prefirieron salir de la tierra de sus abuelos, que correr el riesgo de comprobar si eran reales las amenazas. “Nos dijeron que esta vez no solo nos robarían, que nos matarían”, relata una de sus vecinas que está refugiada en Posorja.


Capturas de pantalla de Google Earth que muestran la ubicación de Puerto Arturo en el río Guayas.


Los habitantes de Puerto Arturo conocen bien la violencia de las bandas delictivas. El 20 de marzo del 2024, una fibra con delincuentes llegó a la comunidad y se llevaron lo de valor que encontraron: televisores, teléfonos, dinero. Este segundo asalto se produjo cuando aún no terminaban de cubrir las deudas del robo anterior de agosto del 2023. En esa ocasión unos 20 delincuentes desembarcaron durante la noche y se llevaron canoas y motores fuera de borda. Las embarcaciones son su principal herramienta para recolectar cangrejo y pescar, que son el sustento de las 20 familias que habitaban Puerto Arturo.

 

El domingo 7 de abril, Boris Rodas, Comandante del Comando de Guardacostas de la Armada del Ecuador, realizó una visita a Puerto Arturo como parte de sus actividades programadas de patrullaje. En una lancha rápida Rodas y seis miembros de la Armada se demoraron 90 minutos en cubrir las 27 millas náuticas que hay entre la Base Naval Sur y Puerto Arturo.


Boris Rodas, comandante del Cuerpo de Guardacostas de la Armada del Ecuador, dialogó con un morador de Puerto Arturo que fue a retirar sus pertenencias del centro poblado. Foto: Franklin Vega


Rodas incluyó a en el viaje a Bitácora Ambiental luego de que se informó a la Armada de dos alertas recibidas de cangrejeros del Golfo de Guayaquil. Al llegar a la comunidad, el oficial de Marina no pudo ocultar su sorpresa cuando Raúl (nombre protegido) le respondió que ese momento en la comunidad solo estaban tres adultos y tres niños; y que fueron solo para recoger las pocas pertenencias que habían dejado en la evacuación del fin de semana pasado.

 

Rodas pidió que le relate con detalles la razón de la salida precipitada de las familias de la comunidad. La respuesta de Raúl y su esposa fue la misma que la relatada por una mujer refugiada Guayaquil (quien pidió la reserva de su nombre): nos amenazaron, dijeron que “esta vez no solo nos robarían, que nos matarían”.

 

¿Cuál es el valor de las aproximadamente 9 hectáreas que abarca la comunidad de Puerto Arturo para que se justifique la amenaza? La respuesta a esta pregunta no la conocen ni los comuneros ni las autoridades.


Rodas indica que por los indicios se trata de delincuencia común, a la vez que recuerda que los visitó una semana antes del desalojo voluntario y dialogó con la directiva de Puerto Arturo. El oficial de la Armada les recomendó que adopten medidas preventivas como organizar guardias por las noches y replegarse a la camaronera vecina de la empresa FIMASA, "hasta que la autoridad llegue".

 

Raúl comenta que intentó convencer a sus compañeros para no irse y se organicen, pero no tuvo acogida. El día de la visita alistaba sus pertenencias para llevarlas donde un pariente en una comunidad cercana.

 

“No me quiero ir, aquí con lo que sacamos del río y del manglar tenemos para comer. Allá no es lo mismo, no es nuestra tierra, no tenemos cómo llevarnos el pan a la boca”, replica con resignación Fanny, esposa de Raúl, mientras caminaba por el área de la comunidad con Rodas y su escolta.

 

Retroexcavadora limpiando una de las piscinas de la camaronera de FIMASA junto al predio de Puerto Arturo. Foto: Franklin Vega


La comitiva recorrió el predio comunitario hasta el estero que divide Puerto Arturo con una de las piscinas de camarón de FIMASA. En la tierra de Puerto Arturo hay dos piscinas camaroneras que solo funcionan en invierno, cuando el agua llega hasta ese parte. En el día de la visita, estaban completamente secas, con tierra agrietada y solo se divisaban unos pocos charcos con agua.

 

Rodas explicó que por la distancia es difícil que la ayuda llegue rápidamente a menos que una lancha del Cuerpo de Guardacostas se encuentre cerca. “Estamos a casi dos horas en lancha y en el día… En la noche nos demoramos más. Por eso les sugerí que se organicen, que pongan un guardia nocturno y coloquen alambre de púas en los 200 metros de orilla, donde se puede desembarcar. También les indiqué que pidan ayuda a la camaronera hasta que la autoridad llegue”.

 

Todas estas precauciones no se implementaron por falta de recursos económicos y los comuneros salieron. No tienen fecha de retorno, sabemos que se reunirán el domingo 14 de abril para analizar su situación. En su tierra, que cubre nueve hectáreas, solo quedan casas de madera y otras de bloques casi vacías, con refrigeradoras y congeladores que están por desintegrarse por la acción del óxido.


La pequeña capilla dedicada a la Virgen del Cisne está destruida y es una muestra del estado de este caserío que carece de todos los servicios básicos. Solamente disponen de internet, pero pagaban cada uno USD 28 cada mes por el servicio. El agua la obtenían de canoas de "aguateros" y la energía eléctrica de un generador de la comunidad.

 


Una historia de resistencia contra la camaronera


Puerto Arturo es parte la Asociación de Pescadores Artesanales y Especies Bioacuáticas y afines isla Escalante (APAREBAFIE). Esta asociación mantiene un Acuerdo de Uso Sustentable y Custodia del Ecosistema Manglar (AUSCEM) desde el 16 de abril del 2013; y, el 18 de febrero del 2023, el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica renovó el AUSCEM y entregó en custodia 6,131,82 hectáreas de manglar a APAREBAFIE.

El AUSCEM del 2013 sirvió de respaldo por las denuncias de tala ilegal de manglar que la Asociación presentó en contra de la camaronera Blaunsa S.A.

Luego de ese episodio, lograron varios acuerdos con la camaronera y las relaciones se mantuvieron buenas hasta hace unos años. En la actualidad, la relación con la nueva propietaria de las camaroneras: FIMASA, es inexistente según manifestaron los comuneros consultados.

Bitácora Ambiental buscó la versión de FIMASA. Escribimos a los correos que figuran en la Superintendencia de Compañías y llamamos a los números de teléfono registrados sin obtener respuesta. Solo pudimos hablar con una funcionaria de FIMASA que trabaja en el Golfo de Guayaquil quien expresó que: "Sobre ese tipo de información, no puedo ayudarlo. Es una situación compleja, y por temas de seguridad de ellos, no me encuentro en la posición de darle alguna información".

 

20 perros que sobreviven de la caza

En la huida precipitada, las familias de Puerto Arturo no lograron llevarse a sus mascotas. En la mayoría de casos, al no tener otro lugar para vivir, se vieron obligados a dejar a los animales en la comunidad.

Raúl indicó que en la comunidad hay unos 20 perros que sobreviven de lo que pueden cazar. “No pudieron llevarse a todos los perros, los que están aquí se quedaron por que no tenían dónde tenerlos en donde se fueron los comuneros”.

Un oficial de marina se ofreció a canalizar la ayuda para los perros de la comunidad (por interno podemos indicar el contacto).


Dos de los 20 perros que se quedaron en Puerto Arturo. Foto: Franklin Vega


Esta es solo una muestra de lo que ocurre en el resto del Golfo de Guayaquil y en Costa del Ecuador. Cangrejeros, pescadores y recolectores de conchas pagan 20 dólares por semana a grupos de delincuentes que se refugian en los meandros y en los manglares. Los efectivos de la Armada patrullan, pero sus recursos son limitados.


Seguiremos informando desde los manglares con su aporte.

Muchas gracias


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