Botellas de plástico encontradas en una playa de la isla Marchena. En total se recolectaron 18.177 enavses, la mayoría de la bebida Sporade, que se presume que es fabricada en Perú. Foto: Jerson Moreno/Conservación Internacional Ecuador
Un equipo de 18 personas recolectó 2,5 toneladas de basura en 22 kilómetros de la línea costera de las islas Genovesa, Marchena y Santiago. El grupo lo conformaron voluntarios de las islas, pescadores artesanales, funcionarios del Parque Nacional Galápagos, Conservación Internacional Ecuador y contó con el apoyo de la Fundación Coca Cola.
Esta, la segunda limpieza costera en lugares distantes, se realizó del 21 al 27 de marzo del 2021. La próxima se efectuará en abril, pero se realizará cerca de los puertos del archipiélago. Desde el 2004, el PNG organiza estas limpiezas costeras, pero desde el 2017 cuentan con el apoyo de Conservación Internacional Ecuador, Fundación Coca Cola y el actual Ministerio del Ambiente y Agua.
Estas tareas de recolección de basura en lugares lejanos se realizan en los primeros meses del año, cuando el mar está más calmado. A partir del mayo, el oleaje se incrementa y dificulta las labores de recolección de la basura. En esta ocasión recorrieron varios puntos de las islas Genovesa, Marchena y Santiago, que se encuentran al oriente del archipiélago, limpiando en total 22 kilómetros de líneas costeras. Estaba programada la limpieza también en la isla Isabela, pero retirar la basura visible de la isla Marchena tomó tres días.
La basura marina que se origina en los artes de pesca constituye, según el documental Seaspiracy, la mitad de los desechos que están flotando en el mar.
Los 22 kilómetros resultan de sumar los tramos de costa por decenas de metros cada vez. Las islas por su constitución son lugares agrestes, con acantilados y rocas afiladas donde desembarcar y caminar pueden ser peligroso. Para definir la ruta de la limpieza, los funcionarios de Conservación Internacional Ecuador y el Parque Nacional Galápagos intercambian información con los pescadores artesanales y los guías de turismo; quienes alertan de la concentración de los desechos en determinados puntos de las islas.
La limpieza se desarrolló con dos equipos de trabajo; uno en cada bote de fibra de vidrio remolcado por el barco pesquero Yualka 2, que en esta ocasión acondicionó los camarotes para alojar a los voluntarios e incluso estableció un comedor e instaló un aparato de aire acondicionado. Los dos equipos, de seis personas, desciendan a las islas, cuando las condiciones de oleaje lo permitían y la lancha podía llegar hasta una playa. A este grupo se sumaba el capitán de cada embarcación y su ayudante, quienes contribuían en la tarea de llenar los sacos de basura y transportarlos hasta el barco.
El barco pesquero Yualka II, de Puerto Baquerizo Moreno en la isla San Cristóbal, fue la base móvil de operaciones para la limpieza costera. Dos fibras movilizaban a los equipos y transportaban los desechos a la embarcación. Foto: Cortesía Parque Nacional Galápagos.
Cuando las condiciones no lo permitían, los equipos volunarios nadaban hasta la costa y los botes de fibra permanecían cerca para acarrear la basura mediante cuerdas. En total se recolectaron 277 sacos con desechos plásticos en diferentes grados de deterioro. Estas fundas se llenaron con botellas, zapatos, peinillas, mallas, boyas, redes, madera, pedazos de espuma flex y hasta plantados o dispositivos agregadores de peces, un artefacto de pesca que está prohibido en la Reserva Marina de Galápagos por ser tecnología de pesca industrial.
El trabajo no terminaba al llevar a bordo la basura. Una vez en cubierta, luego del almuerzo, la basura se clasificaba en tres grupos de acuerdo a su grado de deterioro; en grado uno estaba la que aún se puede reciclar y que es reciente, en grado dos está la intermedia y en grado tres la que ya no se puede tratar, que por lo general es quebradiza por la acción del sol. Las jornadas de trabajo terminaban cuando toda la carga estaba clasificada, cerca de las 19:00.
A pesar del esfuerzo, los voluntarios identificaron lugares y basura que era imposible retirarla, ya sea por el tamaño de los desechos o por estar en lugares inaccesibles. Mientras tanto, la fauna marina aprendió a convivir con los desechos como lo muestra una foto de un lobo marino juvenil resguardado en una grieta con una tabla de madera.
Lobo marino en la Isla Genovesa. Foto: Jerson Moreno/Conservación Internacional Ecuador
Toda la basura y los plantados llegan arrastrada por la corriente ecuatorial y su origen es variado. Se identificaron centenas de botellas de Sporade, una marca de bebida hidratante que se fabrica en Perú; en total fueron 18.177 envases plásticos de bebidas.
Una vez en Puerto Ayora, la basura que no se recicla se entregará al Gobierno Autónomo Municipal de Puerto Ayora para su disposición final. La basura reciclable se designará para la elaboración de madera plástica, en una iniciativa de un artesano de Santa Cruz que busca reutilizar estos desechos mediante la fabricación de tablones y adoquines plásticos.
Los desechos de los aparejos de pesca como plantados, boyas, gavetas y bidones fueron numerosos. El Parque Nacional Galápagos no indicó en detalle la clasificación de la basura, en total se llenaron 277 sacos con plásticos en diferentes grados de deterioro. Foto: Cortesía Parque Nacional Galápagos.
Los plantados, enemigos de la vida marina
15 plantados o dispositivos agregadores de peces (FAD, por sus siglas en inglés) fueron parte de los desechos recolectados por los equipos de voluntarios y voluntarias.
Detalle de uno de los 14 plantados o dispositivos agregadores de peces encontrados en la limpieza costera. Foto: Jerson Moreno/Conservación Internacional Ecuador
Plantado encontrado en la isla Marchena. Por el deterioro, se presume que ya tenía tiempo en la playa. Foto: Jerson Moreno/Conservación Internacional Ecuador
Ni el Parque Nacional Galápagos ni el Ministerio del Ambiente y Agua han informado en detalle sobre la composición de la basura recolectada en las dos limpiezas costeras en lugares distantes realizadas. Sin embargo, BitacoraEc verificó que entre los desechos recopilados constan plantados (o dispositivos agregadores de peces o FAD, por sus siglas en inglés). Uno de los equipos de limpieza encontró siete y ocho en el otro.
Estos plantados son una máquina para atraer todo tipo de vida marina, pero se utiliza en especial para atraer atún. Un plantado tiene una estructura de madera o plástico que se recubre con una red de pesca de la cual cuelga un balde que dentro tiene cabezas de cerdo como carnada. También tiene boyas que le permiten flotar (lo que se ve de color amarillo en la foto). Además de eso tiene una radio boya que es un sofisticado GPS que transmite a un barco pesquero industrial la ubicación, la cantidad y el tamaño de los peces que siguen la carnada. Cada radio boya tiene un costo que supera los 4.000 dólares sin contar el valor del sistema que se requiere para procesar la información. En este vídeo del Frente Insular se muestra su funcionamiento: https://cutt.ly/JcR8syY
Los plantados, por lo general, se lanzan en el límite oriental de la Reserva Marina de Galápagos, se los deja a la deriva para que las corrientes los empujen y les hagan atravesar el área marina protegida y así acarrear varias especies de vida marina. Cuando salen de los límites de la Reserva Marina Galápagos, los barcos lanzan sus redes y “cosechan” todo lo que salió en los plantados. Con el uso de esta tecnología la reserva marina ya no está en la misma capacidad de proteger y dejar reproducir a los peces.
Los cuestionamientos ambientales a los plantados son constantes porque atraen no solo al atún que es su objetivo sino a tiburones, aves y otros animales. Para Alberto Andrade, un pescador y voluntario del Frente Insular, el mayor problema son los plantados que aún están flotando en el mar y que siguen matando todo tipo de peces al enredarse entre las redes.
Walter Bustos, ex director del Parque Nacional Galápagos, cree que el uso de plantados en la RMG se intensificó luego de la captura del carguero Chino Fu Yuan Yu Leng 999 en agosto del 2017. Este buque tenía 300 toneladas de carga en la cual se contabilizaron 6 623 ejemplares de tiburones martillo (que están en peligro de extinción), zorro ojón, zorro pelágico, maiko y sedoso.
A criterio de Bustos, el tema del control de los plantados es complejo. “Desde que se aplicó todo el rigor de la Ley y se sancionó con el decomiso del barco Fu Yuan Yu Leng 999 y la prisión para los tripulantes, pienso que los pesqueros disminuyeron los ingresos a la RMG y buscaron alternativas para seguir pescando como el uso de los plantados”.
Andrade señala que los plantados se han encontrado por cientos. “En cada limpieza de la costa encontramos varios e incluso han llegado flotando muy cerca de Puerto Ayora. Hemos encontrado los plantados ecológicos, esos que tienen yute en lugar de plástico”. Retirar los plantados requiere un trabajo adicional ya que es necesario desarmarlos para poderlos transportar.
En Puerto Ayora, en las viviendas de los pescadores es frecuente encontrar hamacas elaboradas con las redes de pesca y en los bordes de las paredes macetas con las radio boyas. Una decoración que recuerda el asedio que las flotas pesqueras mantienen a la Reserva Marina de Galápagos.
Según Andrade, se debía controlar con cuantos plantados sale cada barco pesquero, por lo menos los ecuatorianos, y con cuantos regresan. "Cuando encontramos un plantado, no sabemos de qué barco es, lo que sí está claro es el impacto que generan en la vida marina".
A través del software de Global Fishing Watch se aprecia en rosado todas las embarcaciones pesqueras que asedian a la Reserva Marina de Galápagos.
El impacto de los plantados juega en contra de los atuneros industriales
En una búsqueda rápida en Google Schollar (donde se publican artículos científicos) con las palabras “impacto mar plantados FAD” produce 400 resultados. Si se afina la búsqueda con la palabra pesca incidental, se encuentran 200 documentos.
No obstante, un resumen de los impactos de los plantados los publicó el Grupo Ambiental PEW enfocados en una de las especies más capturadas, el atún (https://cutt.ly/kcTdRxi) , bajo el título “Dispositivos agregadores de peces (plantados) y atún impactos y opciones de ordenación” se describe el daño de los plantados a continuación.
Existe sobrepesca de atún (Thunnus obesus) en el Océano Pacífico Occidental y Central debido a la combinación de pesca con redes de cerco alrededor de plantados y pesca con palangre.
Deterioro de la salud de los atunes capturados cerca de los plantados en comparación con los atunes capturados en cardúmenes libres.
Disminuye el número de cardúmenes libres debido a que estos dispositivos les concentra; lo cual no permite que escapen a la pesca.
Mayor dificultad para evaluar adecuadamente el estado de las poblaciones individuales de atún.
Altas tasas de captura incidental, incluyendo tiburones, tortugas marinas y atunes juveniles.
En el siguiente cuadro muestra las tasas de captura incidental asociados a los plantados. Es decir cuantos tiburones y ballenas son capturadas al momento de pescar con esta tecnología.
Fuente: Grupo Ambiental PEW https://cutt.ly/kcTdRxi
El la misma Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) se analiza el impacto de los plantados y la pesca incidental asociada a estos. En la propuesta de Reunión Nro 94 de la CIAT, efectuada en Bilbao, España, en julio de 2019 PROPUESTA IATTC-94 A-6A se discute el número máximo de plantados según cada embarcación. No obstante, en Ecuador el Ministerio de la Producción no ha informado sobre las medidas para regular y controlar el uso de estos dispositivos.
Voluntarias del Frente Insular con plantado recolectado cerca de la Isla Santa Cruz en 2020 Foto: Cortesía de Frente Insular
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