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  • Foto del escritorElena Mejía

En Tulcán se olvidaron que el agua no viene del grifo sino de los páramos

Esta es la tercera entrega de la serie de Ordenamiento Territorial para la Conservación


Debido a los acontecimientos de conflicto sobre el tema esta nota se actualiza el 07 de mayo 2021 a las 8:17


La nueva Área de Protección Hídrica "Chalpatán-Esperanza" se crea en medio de conflictos socioambientales. Los páramos de la Cordillera Noroccidental son ecosistemas frágiles que cumplen una función única para sostener la vida silvestre, al igual que la humana, al proveer de agua potable y de riego. Estos ecosistemas de altura están amparados por la Ley como usos de suelo que no deben cambiarse.


A pesar de esto, se pierden miles de hectáreas de páramos cada año. La problemática socioeconómica detrás es compleja, desde denuncias por especulación de suelo agrícola por parte de propietarios particulares que acumulan tierra, hasta reclamos a comunidades locales; que, sin otras alternativas de subsistencia, fragmentan el suelo de páramo para cultivo de papas. En medio de todo y sin dar solución a estos problemas el Ministerio del Ambiente y Agua declara de manera formal esta zona como “Área de Protección Hídrica”. En el estado actual de esta institución, sin duda es un logro importante y es una celebración para la naturaleza, pero ¿Cuáles son las implicaciones reales para sostener esta declaratoria?


A 3600 msnm se levanta el símbolo de los páramos carchenses el frailejón, atrás la Cordillera Noroccidental. Foto: Colectivo Páramo Salvaje


Ley del Agua. Artículo 78.- Áreas de protección hídrica. Se denominan áreas de protección hídrica a los territorios donde existan fuentes de agua declaradas como de interés público para su mantenimiento, conservación y protección, que abastezcan el consumo humano o garanticen la soberanía alimentaria, las mismas formarán parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

Según el estudio de Karla Bastidas (2018), las pérdidas de páramo que comprende la zona de la Cordillera Noroccidental se deben al avance de la frontera agrícola por cultivos de papas y ganado; y a las plantaciones forestales de especies como pino, eucalipto y aliso. “La vegetación arbustiva y herbácea (páramo) ha sufrido una reducción de aproximadamente 3.664 ha en dos años, generando una pérdida ecosistémica al igual que daños ambientales severos”. Atrás de esta pérdida existen actores grandes y pequeños. Pero estos no son iguales y presentan marcadas diferencias según la capacidad de inversión que esté por detrás de cada uno. En tanto una inversión particular grande puede financiar una operación de ocho tractores y mano de obra que interviene una porción considerable de páramo, por el otro, están familias locales como la comunidad la Esperanza que fragmenta el suelo del páramo para subsistir.

Mapa de la fragmentación de los suelos dentro del páramo. Las fotos muestran arriba cultivos de papa y abajo zonas intervenidas por tractor. Mapa: Karla Bastidas 2018 y Fotos: Colectivo Páramo Salvaje


Sin embargo, el Código Orgánico Ambiental es para todas las personas y este reconoce que los ecosistemas frágiles como los paramos no son sujetos de cambio de uso de suelo, bajo ningún concepto. El artículo 105 del mismo código categoriza este uso de suelo como mandatorio dentro de los Planes de Ordenamiento Territorial y a los Gobiernos Locales a su manejo adecuado según la normativa existente.


En el caso de los páramos de la Cordillera Noroccidental, la municipalidad de Tulcán reconoce su importancia, aunque también reconoce que la vocación de este municipio es agrícola; lo cual, genera una inquietud sobre la forma de mirar al territorio entre suelos urbanos y rurales y las consideraciones de los usos de suelo de conservación. En todo caso el nombramiento de 31.935 hectareas de páramos como Área de Protección Hídrica "Chalpatán-La Esperanza" le brinda a este territorio un marco legal dentro de dos categorías de conservación: Categorías de representación directa dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y Categoría de ecosistemas frágiles por ser páramo. Además, otros marcos legales consideran su protección como se muestra en la siguiente infografía.



Hecha la ley, hecha la trampa: Existen procesos dentro de la reserva que necesitan solución


Luis Alfredo Villarreal, presidente del colectivo “Páramo Salvaje”, confirma que la problemática sobre los usos de suelo de este páramo es preocupante. Este colectivo tiene 12 procesos judiciales abiertos contra diferentes infractores debido a “Daños a la Naturaleza”. Entre las infracciones que detallan en sus denuncias están la quema de páramo, la corta con maquinaria de páramo, el arrastre de árboles de plantaciones a través del páramo, la corta de páramo para cultivos de papa y pinos, entre otros. Cuenta que todo inició con la compra de tierras que por casi 50 años fueron propiedad de la empresa Endesa Botrosa y al no ser productivas para ganado y con árboles de pino fueron vendidas a terceros a bajos precios. Este colectivo trata de probar estos casos pero la falta de peritaje en materia ambiental limita el seguir los procesos. Cada una de las 12 pericias pendientes tienen un costo de 4.000 dólares cada una.

Un ejemplo de los documentos que el colectivo presenta para evidenciar que de manera reciente existen afectaciones al páramo de l nueva reserva hídrica. Foto: Colectivo Páramo Salvaje.


Según Luis Alfredo, la tierra de páramo es barata cuando está cubierta por frailejones. Una planta endémica de estos páramos que en Ecuador solo se encuentran en este territorio. Entonces la idea de cambiar el uso de suelo de páramo es subir su valor. La estrategia es convertir suelo de conservación en suelo para la agricultura y ganadería. Por ejemplo, un ganadero piensa esto es páramo virgen y no me sirve para nada, pero si le ofrecen un espacio ya tractorado a “buen precio” este ganadero lo comprará. En las zonas bajas una hectárea de suelo puede costar alrededor de 20 mil dólares, en tanto que una hectárea de páramo convertido cuesta 5.000 dólares. Entonces si un particular compra 1.200 hectáreas en 300.000 dólares es decir a 250 dólares la hectárea, luego invierte en tractores y mano de obra para “desmontar” y luego vende cada hectárea a 5.000 dólares podría ganar hasta 6 millones de dólares. Es un negocio redondo.


Lo que no se entiende es como se logran los permisos para cambiar los usos de suelo de páramo siendo este una categoría tan protegida por diferentes cuerpos legales. El proceso para cambiar un uso de suelo no es fácil. El Ministerio de Agricultura y Ganadería, en específico la Subsecretaria de Tierras, analiza estos casos de manera minuciosa. Primero revisa que el suelo sea rural. Segundo, pide informes jurídicos y técnicos para analizar la viabilidad del pedido. Tercero, emite un criterio al Ministerio del Ambiente y Agua sobre la factibilidad o no de cambiar estos usos de suelo. Al pasar al Ministerio del Ambiente se revisa que no se traslape o se cruce con el Sistema de Áreas Protegidas o Bosques Protectores y también emiten el criterio favorable o no. Sin embargo, para el caso de los páramos de Noroccidente presenta una interpretación en este proceso. Los suelos son rurales según el catastro municipal y no se cruzaban con un área protegida, pero a pesar de esto, son páramos y esta categorización superior debería primar según todas las leyes antes revisadas.

Foto: Activistas de Páramo Salvaje


Sin embargo, las diferentes denuncias realizadas por el colectivo Páramo Salvaje y sus declaraciones al respecto muestran que existió un cambio de uso de suelo en este ecosistema frágil y que presuntamente este fue realizado siguiendo el procedimiento antes mencionado. Esta falla técnica no ha podido ser esclarecida, aunque sí, según Luis Alfredo Villarreal, debido a las presiones del colectivo la oficina del Ministerio del Ambiente y Agua de la ciudad de Tulcán inició un proceso administrativo en contra de particulares debido a la afectación que el páramo sufrió. A la final una multa de 80.000 dólares por sanción administrativa fue el dictamen, aunque el proceso según Villarreal reposa en la ciudad de Quito y no han podido acceder a una copia del informe.


Por esta y otras razones existe duda dentro del colectivo si el proceso por daños a la naturaleza se canalizo de manera apropiada hacia la restauración del ecosistema o si por otro lado se buscan nuevas formas legales para que las hectáreas que fueron ya intervenidas queden como suelo agrícola rural. Serían 500 hectáreas dentro de la nueva Reserva Hídrica “Chalpatán-La Esperanza” que estarían buscando ser reconocidas por particulares ante el Ministerio del Ambiente y Agua como suelo agrícola sustentable y pidiendo un plan de manejo acorde. Entonces 500 hectáreas por 5.000 dólares al valor comercial esperado aún son 2.5 millones de dólares, menos 300 mil dólares que costaron, menos 80 mil de multa, menos costos operativos, las ganancias aproximadas serían de 2 millones de dólares. Pero ¿Cuánto cuesta la reparación de estos suelos tan frágiles en donde un frailejón demora 150 años en crecer?


En otros casos similares donde suelos agrícolas se reconocen dentro de un área protegida como por ejemplo el Cuyabeno o la Cayambe Coca la desmembración de los suelos de protección ha sido la norma. Siempre el Estado, para evitar los problemas que surgen por discrepancias en los suelos, tiende a dar paso al reconocimiento de hecho de esos predios; los cuales, luego se vuelven en alicientes para otros casos y se vuelve un ciclo vicioso en donde las áreas protegidas sufren recortes de suelos considerables. Así también, como lo muestran fotos de esta nueva área existen caminos que cruzan el páramo y detrás de los caminos las invasiones y así hasta el infinito. No nos referimos a los pueblos originarios o que históricamente se han asentado en territorios antes que estos sean declarados reservas naturales y que merecen otra atención para que sus derechos sean reconocidos.


La comunidad de La Esperanza no está de acuerdo con la reserva

Sobre la comuna la Esperanza y su problemática, el estudio de Silvia Paspuel (2020) detalla la situación actual en donde la solución que plantea la comuna es la compensación por el servicio ecosistémico, a través de la creación de un Fondo. En el análisis de Paspuel se puede evidenciar 15 años de conflicto sobre el recurso hídrico y un deterioro del tejido social al rededor de la comuna por diferentes intereses de la población. Al final el documento concluye que a pesar que el Fondo podría ser una salida al conflicto este debe ser analizado y socializado para evitar la creación de falsas expectativas.


En otros casos en reservas protegidas, las comunidades que viven dentro de las reservas tienden a buscar opciones de turismo comunitario y demás. En el caso de la comuna de la Esperanza, Luis Alfredo Villarreal reconoce que no es el mismo caso que los propietarios individuales. Sin embargo, señala que siente que los miembros de la comuna están mal informados sobre las ventajas de proteger el páramo. El suelo es pobre y no puede sostener cultivos por lo que cada siembra significa una nueva quema. A la larga no es sostenible.


Esta comunidad recibió fondos del Programa Socio Bosque que se calculan en los últimos tres años en 64.000 dólares (fuente no oficial). Pero se desconoce en que se invirtió el dinero dentro de la comunidad. Existe cierta suspicacia por parte de los grupos ambientalistas quienes afirman que se ha intentado buscar alternativas de desarrollo dentro de la comuna La Esperanza como una industria láctea para elaborar quesos o yogurt así como turismo sostenible.


Mapa zonas bajo Socio Bosques hasta 2016. Mapa: Karla Bastidas 2018


En el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de la parroquia Tufiño donde está la comunidad se reconoce dentro del documento "En la Comuna la Esperanza 8.800 hectáreas están sobre el límite de la frontera agrícola por sobrepasar los 3.500 msnm. No existe control del MAAE. La situación económica obliga a los agricultores a rebasar esta barrea" y de igual manera cita "Los pocos proyectos de compensación económica en zonas de afectación ambiental (Socio Bosque) y malas administraciones han provocado problemas legales, desmontes y aumentos de la línea agraria". La estrategia de este documento apunta a mejorar la asistencia técnica y generar alternativas reales sobre el turismo comunitario que está "en abandono". Define de importancia alta la solución de estos conflictos.


Tulcán: sin agua, sin páramo y sin recursos

La ciudad de Tulcán sufre los embates de la pérdida de páramo y es innegable, recortes de agua diarios. Galo Tipaz López, gerente de la Empresa Pública de Agua, respondió a Bitácora Ambiental que la ciudad se abastece de los páramos de Tufiño, de 4 fuentes, Monte Redondo, Cucurucho, Aguas Calientes y Río Chico. “La disminución es evidente, en todas las fuentes, hoy sólo disponemos de 209 litros por segundos, en verano solo disponemos hasta 120 litros por segundo y Tulcán necesita 420 para su población de 103.000 habitantes actualmente”. En pocas palabras existe un déficit de suministro en invierno de 211 litros por segundo y en verano de 300.


Según el colectivo “Páramo Salvaje” en el año 2020 se declaro una ordenanza municipal para proteger la zona de Chalpatán-La Esperanza de donde toman agua las personas en Tulcán. Esto debido a que las afectaciones a las zonas hídricas de la ciudad eran evidentes. Esto fue aplaudido por el grupo ambientalista y la ciudadanía, aunque según Villarreal falta viabilizar recursos para que sea una realidad. Es indispensable compensar a las personas de La Esperanza y comunas que se encuentran en la parte alta de donde viene el agua. Socio Bosque era una opción, pero se desconoce como están los pagos en esta época. Sin embargo, con una población creciente Villarreal encuentra que la municipalidad y la Empresa de Agua deben pensar en un fondo para mantener el recurso.


Sin embargo, al revisar el Plan Operativo Anual de la municipalidad de Tulcán para el 2020 no se considera presupuesto alguno para temas de conservación de páramos. Existe una actividad para la firma de un convenio con la Prefectura para trabajar los temas de fuentes de agua, pero este no cuenta con un presupuesto. De igual manera se habla de “Recuperar tramos del río Bobo a través de intervenciones ambientales y urbano - arquitectónicas, transformando sitios deteriorados, en espacios ecológicos de uso público”, lo cual tampoco cuenta con presupuesto. En general la Dirección de Ambiente cuenta con espacios vacíos en los renglones presupuestarios. Esto es preocupante porque en 2019 en una entrevista del Gerente de ese entonces de la empresa de agua potable, en un medio local, reconocía la falta de agua y la necesidad de ampliar la captación al río Bobo.


Tenemos reserva, y... ¿entonces qué?

Acto de presentación formal del Área de Protección Hídrica del Norte del Ecuador Chalpatán - La Esperanza, en el Teatro Lemarie de Tulcán. Foto: Colectivo Páramo Salvaje


El día de hoy, 6 de mayo de 2021, el viceministro Jaime Ortiz del Agua oriundo del Carchi, en un acto oficial en la ciudad de Tulcán declara a “Chalpatán-La Esperanza” como la Área de Protección Hídrica más grande del país. Habla de turismo ecológico para esta zona. Esta área abarca el páramo tanto en propiedades particulares y comunales. Para Luis Alfredo Villarreal, esto es “un papel y ahora hay que hacerle cumplir. Los cambios de uso de suelo no van a parar".


El ministro, Marcelo Mata en mensaje virtual manifiesta que es esta reserva es un mecanismo de corresponsabilidad y que son los Gobiernos Autónomos Descentralizados, las comunas, juntas de agua y los organismos internacionales quienes deben ayudar mantener el recurso para que las poblaciones tengan agua. No nombra a los tenedores particulares. Aun así, es claro en decir que esta declaratoria ayudará a los Gobiernos Locales a acceder a fondos internacionales. Cierra agradeciendo a quienes gestaron esta reserva y asegura que el próximo Gobierno será quien tome la posta.


Al salir del evento comuneros y comuneras de la Esperanza esperan a quienes asistieron al evento y les gritan reclamos e insultos. En otro sitio de Tulcan los dirigentes de la Esperanza se reunen para exigir al Ministro Marcelo Mata firmar documentos para que las 13.000 hectáreas de la comuna La Esperanza queden por fuera de la Área de Protección Hídrica. Si no lo hace cerrarán las llaves de paso que conducen el agua a la ciudad de Tulcan. Y así se crea una área de protección en el Ecuador.








Pulse en la fotografía para ver el vídeo en el cual los comuneros de La Esperanza piden al Ministro del Ambiente, Marcelo Mata, que sus 13.000 hectáreas no sean parte del Área de Protección Hídrica del Norte del Ecuador Chalpatán - La Esperanza. Video de Milton Froilán Jiménez








Actualización


Las personas que dirigieron las protestan el día 6 de Mayo en la tarde cerraron el suministro a la ciudad de Tulcan. Entre sus reclamos pedían un documento del Ministro Marcelo Mata. La Empresa de Agua Potable de Tulcan hizo dos comunicados. El primero muestra que no se permitirá estos actos. El segundo dice que se llegaron a soluciones con el Ministro Mata. Se desconoce los acuerdos y sus implicaciones para la reserva. ¿Se aceptó dejar por fuera 13000 hectáreas de páramos virgenes?


Comunicados de la Empresa Pública del Agua de Tulcán

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